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sábado, 31 de agosto de 2013

Los tigres no lloran

Escribirte no alcanza.
Y estoy triste.

Triste y rodeado

Se camina triste como si andar fuera llorar
como si este que ahora se diluye en signos
fuera yo mismo yoyeo llorando

Las palabras y su propiedad incendiaria
como proyectiles de uranio que destruyen
y calcina la carne

Ya no puedo decirte te extraño
ya no puedo decirte qué bonita pancita
ni puedo oírte cantar ese poema donde
tú eras un tigre que descubría sus garras
cubiertas de sangre en el medio de una plaza

Los tigres no lloran
ni reclaman ideas
Pero cuando entra la noche
cuando los astros recuerdan
que también la luz muere
Es probable que una sensación
les recuerde un cuerpo
un reflejo que no es uno mismo

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