Cuando conocí a Niurka vivía amarrada en una parte del rancho.
Hoy la enterré a las 7:45 de la mañana.
Su muerte me duele
como duelen
las pérdidas de lo más preciado.
No se hacen funerales de
mascotas en mi pueblo.
Me dieron ganas de vivir en una ciudad
donde las funerarias de mascotas existen.
La palabra mascota es injusta, una porquería,
como las ciudades y los animales encerrados.
Les deberíamos llamar maestros o intérpretes.
Lenguaje de nariz.
Nariz de amor.
Niurka mi corazón te extraña.
¿qué más decir?
¿Saudade?
Extrañar. Palabra compleja: X y Ñ.
Como si la sensación hubiera sido transcrita en español.
Odio el español y odio la muerte
que me ha hecho un hombre de barro
que se cae al romperse.
Odio el barro porque en su ceniza
está la muerte
y odio la muerte
porque se llevó a Niurka.
Murió Niurka y también morirá
este español en el que el dolor
me invade como si decir
cualquier palabra fuera sangrar
sangrar y emitir la luz roja
de la arteria más grande
que en lo escarlata nos ahoga
Odio la muerte
Odilo el español
Odio la ceniza que lo invade todo
y sobre todo odio a este
cuerpo que aprendió
a llorar antes de cualquier palabra.