Ya terminé de ver Shogun y me gustó en gran parte porque me agrada la historia de Japón. Desde joven y con ayuda de animes como Súper Campeones o Saint Seiya descubrí la existencia de Japón. Después tomé clases de literatura contemporánea japonesa, realicé el recorrido obligatorio de haikus y me adentré en el boom de autores nipones de la primera década de los 2000’s: Haruki Murakami y Banana Yoshimoto.
Shogun es una serie ambientada en la época medieval japonesa. En 10 capítulos la serie ofrece una mirada bella y detallada de las costumbres y el modo de vida de la época. La inmersión a ese mundo es uno de los objetivos de la serie, que logra materializar el trauma que produce el choque cultural en los personajes.
Me parecen destacables una suma de detalles que a continuación enlisto para no olvidarme: el conflicto del idioma es fundamental en la serie, me atrevo a decir que ese conflicto es el hilo fundamental en los posteriores conflictos de la trama. El hecho de que el protagonista sea un inglés protestante que no habla japonés produce una sensación de empatía inmediata para quienes no hablamos el idioma de Goku.
El retrato de las leyes morales que rigen a los japoneses es precisa y necesaria para entender la conducta de los personajes. En concreto, la idea del honor relacionada a la vida y la muerte. Los nipones de la época se mataban a la primera provocación. La serie está llena de muertes absurdas que son justificadas por honor o deshonra y que llegan a provocar sensaciones encontradas en el espectador.
Para quienes como yo gustan de la poesía, la serie mantiene el gran detalle de la poesía japonesa como medio para resaltar la inteligencia y sensibilidad de los personajes. En momentos claves de la trama los conflictos se detallan a través de los poemas, de tal manera que no parecen un capricho o romantización occidental.
¿Entonces, de qué trata la serie? Es la historia de la guerra civil japonesa contada desde los ojos de un inmigrante inglés. Está basada en la novela del mismo nombre escrita por el australiano James Clavell.
Cosas que no me gustaron de la serie: comenzaría por la trama de intrigas políticas, que al final vuelven espesa la experiencia del final de la historia. Continuaría con la costumbre de muchas series que dejan el final abierto para ver si logran tener éxito y hacer una segunda temporada.
Me parece que para los espectadores mexicanos es sencillo conectar con la historia porque remite a una parte de nuestra propia historia: la conquista de México Tenochtitlán y la relación que establecen Hernán Cortés y Malintzin. Por su puesto con sus respectivas distancias históricas y ficticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario