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miércoles, 21 de agosto de 2024

Oaxaca desde el Fortín


Al subir las escaleras del Fortín

descubrí que que hay que tenerle

paciencia a la poesía.


O al menos a los poetas como yo:

que contaminamos con el papel higiénico

y también con nuestra poesía.


No me hace sentir mal descubrir

que la poesía también se acumula 

como la basura que el Municipio no levanta.

a 60 la bolsa con los privados


No puedo culpar al servicio de recolección

por no levantar la basura

como no puedo culpar a los poetas

de dejan deformes rastros de un

poema sucio e inconcluso.


Hay que tenerle paciencia a la poesía.

De otro modo tendríamos siempre

el mismo rostro y expresión de quienes

se quedan esperando a que

el servicio recojan sus desechos


La paciencia que tuvieron

todas la generaciones

que no conocieron una pantalla táctil 

y un mensaje instantáneo para

ejercer de un sol un ombligo.


Con más paciencia y poesía

podríamos resucitar al río Atoyac

y volver a escribir sobre una

ciudad verdinegra con un río ultanegro

donde las personas caminan 

sobre el agua de la noche con la esperanza

de encontrar entre la basura

los rastros de un poema distinto,

donde las palabras no caminen.


De cualquier manera qué más podemos

darle a los poetas si no la paciencia

de saber que no serán levantados

por el servicio de recolección

de desechos orgánicos del Municipio. 

Qué más podemos darles si en 

las nóminas cada vez entran

menos poetas y más basura


Paciencia a la poesía porque

ya somos muchos

muchos técnicos, muchos cansados

más cotidianos y más de los contrarios.


Si acaso fuera suficiente gritar desde

el Mirador del Fortín

parado sobre las canteras y

gritar muy duro el mismo verso

en 27 lenguas oaxaqueñas

para transformar a todos los

recolectores de basura en poetas

¿o quizá ya lo son?
Quizá ese ha sido siempre

el gran disfraz de los poetas:

personas detrás de la basura de otras personas.

Personas que levantan el desecho de otras personas para ponerlo en su lugar.


Pero ¿cuál es el lugar perfecto

de los desechos? si no la poesía

Si acaso tuviéramos los medios

haríamos una hoguera eterna

con los desechos imperfectos

de tanta y tanta poesía.

Una hoguera contenida en una bolsa reciclable de basura.

Como tenemos los medios no hacemos hogueras,

en vez de eso hacemos grandes pilas de copro y basura

que acumulamos dentro del Atoyac.


Al subir las escaleras y llegar al mirador del Frontín

miré las cúpulas de Santo Domingo

y también quise ser otro:

Un dominico sin paciencia para bañarse en el S.XVII;

Un militar absurdo y su caballo cagando en plena Independencia;

Un cómico en el Hotel Fortín o en el Corcel Negro;

Un político mezquino y arrogante en plena Revolución;

Quise ser un artista sumiso y en silencio en pleno Modernismo;

Un guiño entre dos conspiradores;

Tres bofetadas de Margarita Maza;

Una buena peda con Porfirio Díaz.

Un esclavo zapoteca gigante que destruye

las cúpulas de la catedral en pleno Virreinato.


Hay que subir las escaleras del Fortín

y que cada paso sea más paciencia

para los poemas desechables de hoy en día;

más y más absurda paciencia para

aquellas personas que no se

avergüenzan de las pequeñas cosas ridículas,

para quienes despertaron dispuestos

a pedir prestado y no pagar;

para quienes hablan conmigo y me contradicen.



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