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martes, 6 de agosto de 2024

El cierre de La Nueva Babel


 Nunca seré un gran poeta,

No he querido ser un gran poeta.

Aparte de eso, he leído todos mis sueños frente a los oídos sordos de la Nueva Babel.


Vean la ventana de La Nueva Babel

Una ventana como las millones que hay en el Rosario y Punta Vizcaya y nadie conoce.

Ventanas como esta que deja ver el misterio de los paso que cruzan la calle,

una calle indiferente a todos los pensamientos,

real y desconocida, bloqueable y verde como los caprichos

una calle que guarda el misterio de las cosas y los seres,

que en sus manchas húmedas ve reflejos imposibles que únicamente

el cielo de la noche oaxaqueña podría entender.


Hoy que se acaba la Nueva Babel estoy convencido como si la verdad fuera mía.

Lúcido como Pepe Molina antes de morir,

quien nos dijo que su única hermandad eran sus despedidas

y que todos a los 20 años éramos el mejor poeta del quinto sol.


Hoy estoy de nuevo en la Nueva Babel y parece que soy aquél 

que pensó y encontró y olvidó.

Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo a la Nueva Babel

y la sensación de que todo ha sido inútil como la poesía

de un punk sin cresta.


Fallé en todo.

Lo que me enseñaron lo aventé en el baño.

Me recomendaron ir a Etla para encontrar la grandeza.

Encontré solo plantas y árboles

y la gente era igual a la otra.

Así que tomo otra vez el micrófono y no hay nada en qué pensar.


¿Qué puedo saber de la poesía, yo que no he escrito ningún poema?

¿Ser un poeta? ¿Un poeta oaxaqueño? ¡pero hay tantos oaxaqueños sensibles!

Y hay tantos que piensan ser poetas que no podemos ser tantos.


¿El mejor poeta de Oaxaca? En este momento en todas las regiones

Cien mil cerebros se creen en sueños el mejor poeta de Oaxaca

y la historia no recordará mas que una y otra vez a Álvaro Carrillo,

y únicamente quedará un muladar de palabras repetidas para tantos futuros poetas.

No, la neta en mí no creo.

¿Cuántos genios a esta misma hora soñaron bebiendo en el patio de La Nueva Babel?

¿Cuántas altas, nobles y lúcidas poetas, quizá realizables,

no verán nunca la luz ni llegarán a los oídos de Valente?


Cuando comenzamos los martes de poesía el mundo ya estaba conquistado

y nosotros apenas y soñábamos con crear un movimiento y evadir impuestos.

He soñado más que todas las hazañas de Benito Juárez

y sus borreguitos cruzando a Sierra.

He abrazado en fantasías a más poetas que ningún Tanat.

He reescrito en secreto más libros que César Rito.

Pero soy y seré siempre el de los martes de poesía en la Nueva Babel,

aunque tenga dos años sin venir a que me ignoren y Juma vuelva a

dejar a los mismos borrachos cantar las mismas canciones.

Seré siempre el que no nació para ser maestro de la S-22.

Seré siempre el Azarel Rodríguez que sólo tenía algunas cualidades,

Seré siempre el que aguardó a que le invitaran un trago de la botella vacía,

el que cantó el Dios Nunca Muere en francés para hacerse el interesante,

el que oyó la voz de la Virgen de Juquila en la de un niño vendedor de cigarros.

¿Creer en mí? Ni en mí ni en la APPO.


Mientras nadie recoge la basura que venga lo que tenga que venir.


Somos esclavos de un pulso que nos despierta en lo opaco

y al abrir los ojos todo es ajeno.


(Chíngate una promo Ena, chíngate una promo

mira que no hay más trascendencia que chingarse una promo,

recuerda que no hay sacerdotes honestos como Dona.

Chínguense esa promo, sucios poetas, chínguense esa promo.

Si yo pudiese beber con la misma verdad con la que ustedes beben.

Pero yo lo dudo y al dudarlo se queman las hojas, se acaba el papel).


Queda al menos la amargura del cierre de la Nueva Babel,

la ceniza inconclusa de tantos besos y encuentros que fueron umbral de lo imposible.

Los amantes se han quedado sin lágrimas, 

y la ropa sucia que soy inundará el tumulto de las pacas de ropa americana



(Tú que vives y reinas y no existes y por eso consuelas,

Dios griego, estatua, basílica, imposible y ausente,

príncipe de los trovadores, estocada de los idiotas,

sea lo que seas, si puedes inspirar, inspiranos.

Este pecho es un cuenco vacío que invoca espíritus 

que a su vez me invocan y nada aparece.

En cambio sigo viendo a través de la ventana de Babel

y veo que también existen perros, que hay tiendas nuevas

y cada vez más caras pálidas y pieles blancas y todo

me parece condenado a la degradación y nada parece ajeno).


Hoy no hay oaxaqueño al que no envidie solo por no ser yo. 

En cada uno veo al andrajo, la miseria y la mentira.


Fui por el camino más oscuro.

Me vestí con danzante de la pluma, creyeron que yo era lo que no era,

no los desmentí y acabe perdido y brincando.

Al arrancarme el penacho lo tenía pegado y al verme al espejo todo era desfiguro.

Me emborraché y nunca más pude entrar en el disfraz.

Me volví un perro inofensivo tolerado por los meseros de la Nueva Babel.

Pero voy a recitar todo de memoria y a ladridos para probar que soy sublime.


¿Quién podrá valorar la música de mis versos inútiles y no

creer que soy el poser que siempre leía los martes de poesía?

Me arden los pies cuando me doy cuenta que estoy existiendo

y me siento un borracho imprudente que le tira la cheve a Juma.


Valente aparece en la Nueva Babel y mira desde la puerta.

Se ve incómodo como si tuviera un sueño torcido, lo sé, lo veo.

Él morirá y yo moriré

El dejará Babel y yo dejaré mis versos.

En un momento dado morirá Babel y morirán mis versos.

Más tarde morirá esta calle donde estamos todos

y el idioma en que ahora nos entendemos.

Después morirá primero Oaxaca porque soportó mis versos.

Pero en otros planetas algo parecido a un poeta continuará

haciendo cosas parecidas a la Suave Patria y los leerá en algo parecido

al martes dentro de algo parecido a la Nueva Babel y

otra vez un Juma y un poeta invitado,

y otra vez un poema inútil como cualquier otro poema inútil.

y de nuevo un alucín explicando lo imposible y lo real,

y de nuevo un gabachero explicándole en la barra

a una gringa que the deep is so imposible like the surface.


Miren, alguien acaba de entrar a la Nueva Babel (¿para leer un poema?),

y de pronto toda la realidad cae sobre mí:

ya no habrá más martes de poesía.

Déjenme verme en sus ojos aunque sea a medias,

déjenme estar convencido y enérgico

para reconocer que en estos versos diré lo contrario.


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