Buscar este blog

domingo, 17 de mayo de 2009

Tus piernas no son sagradas

Caminamos sobre la amplitud de la noche, me pregunto ¿qué chingados haces junto a mi?
Muy en el fondo no quiero estar sobrio, no quiero tener que soportar tus estúpidos berrinches. ¿Por qué te respeto? El día que me canse de hacer preguntas también habrán salido mis ojos de sus cuentas.
Mientras miro al cielo no siento que estés caminando a mi lado, escucho tus tacones como animales que se comunican produciendo un toc-toc en intervalos.
Alejandra tus piernas no son sagradas.
-No quiero caminar más.
Entré a un bar cercano con la intención de besuquearme con una desconocida. No quiero saber nada de la boca que froto, no quiero preocuparme.
En la barra pido sin pensarlo un Vodka Tonic. El bar tender es un joven moreno, pelo negro. Alejandra se sienta a mi lado derecho, a mi izquierda una mujer de tez blanca mira el vaso que comienzo a beber, prende un cigarrillo, me ofrece de su cajetilla y sonriendo me acerco a besarla. Cierro los ojos, escucho todas las voces y no dicen nada. Estos labios que beso y saben a tabaco no me causan nada.
Me separo, a qué te dedicas me pregunta la chica, soy asesino, se ríe, fuma. Con esa forma de besar puedo creerte. Un cumplido que escucha Alejandra mientras grita ¡Zorra!
Para mi fue como escuchar ¡Hola!

Seguí bebiendo Tonic, seguí besando desconocidas. Poco a poco mi conciencia fue volviéndose blanda.

- Te gusta besar zorras verdad
- si, creo que si- respondí ebrio
- ¿A qué saben?
- A ti pero con menos pedos

Me gusta ofenderla pero no se va, qué ha pasado con ella.
¿Qué será?

No hay comentarios: