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domingo, 10 de mayo de 2009

una mancha, nada que yo conozca

La almohada cubierta de sangre, los ojos seducidos por la idea de luz son reprimidos. Pol se siente mareado por la pérdida de sangre, a su costado derecho Alejandra lo observa.
El cuarto ha quedado cubierto, es una mancha intensamente negra que huele a pólvora quemada y perfume español. Bajo la mancha dos cuerpos descansan, afuera todo es aterrador.

Alejandra no puede responder las preguntas que emergen de aquél cuerpo como pequeños hilos de sangre que bajan por la almohada, simulan palabras que se construyen gota a gota.
Ella, estática, no imagina respuestas. Acaricia al hombre ¿Será su tacto la respuesta? Recargando la mano sobre el rostro de Pol, insiste pero no hay nada.

Impávido, ve a Alejandra, ¿será dolor? no lo cree. Verla es incertidumbre, tumbado, siente que su cuerpo no encaja. ¿Dónde estoy sin Alejandra? Aquello frente a mí es únicamente una mancha, nada que yo conozca.
La certeza del tiempo, la sucesión de hechos, nubló cualquier certeza. Aquella noche tenían que volver a ser animales, comer carroña, reírse infatigables. Dos manchas mostrando los dientes sin miedo y cansancio.

1 comentario:

Daniela Jasso dijo...

Hola lalo =) me gusta mucho lo que escribes y como va evolucionando la historia realmente me parece muy buena e interesante.

te mando muchos saludos
cuidate!