No es la noche, no es el polvo
menos la necina
(necia la ceniza)
que acumula solitarias estatuas
que sólo repiten un nombre
Tampoco el cielo impávido que recuerda
la furia desatada de las tardes
Tal vez el deseo
muy de cerca deseo
de hado en hado deseo
Llueve una constelación de instantes
que no cesa y surgen mudos reflejos
bocas abiertas u ojos manecillas quietas
donde la estación del día estanca
el cascarón de la noche
la repetición de los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario